El pasado 10 de mayo millones de españoles se quedaron alucinados cuando una aurora boreal apareció en el cielo, tiñiéndolo de colores nunca vistos.
Las auroras suelen formarse en latitudes mucho más septentrionales y se forman por la interacción de las partículas procedentes del sol y el campo magnético que envuelve la Tierra. Dado que esa interacción se produce sobre todo alrededor de los polos, es allí donde suelen verse las auroras en el cielo.
Pero este mes, debido a una tormenta geomagnética, la más fuerte en los últimos 20 años, provocó que la aurora boreal fuese visible en latitudes geomagnéticas mucho más bajas de lo habitual.
El día de junio en que podría verse otra
[–>
La actividad solar ha disminuido desde la tormenta geomagnética extrema G5 del 10 de mayo. Esto se debe en gran medida a que el área del Sol responsable del intenso clima espacial se ha movido.
Las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal (erupciones de partículas cargadas) que causan auroras provienen de manchas solares (manchas oscuras en la superficie del sol que son escenario de intensa actividad magnética), pero generalmente solo cuando están cerca del centro del sol aparece material lanzado al espacio y dirigido a la Tierra.
Rotación solar
[–>
Dado que el sol tiene un promedio de rotación de 27 días, la mancha solar que causó el evento del 10 de mayo (AR3664) ha estado en el lado opuesto del sol durante algunas semanas. Sin embargo, regresó a finales de mayo al extremo sudeste del sol, anunciándose con una poderosa llamarada solar de clase X el lunes 27 de mayo. Un modelo de la NASA indicó que la CME resultante no alcanzaría la Tierra.
[–>
Nada es seguro (nunca lo es en el pronóstico del clima espacial), pero si AR3664 permanece activo, podríamos ver otra aurora boreal aproximadamente 27 días después del evento del 10 de mayo. Exactamente 27 días después es el 6 de junio, fecha en que, además, coincide que habrá luna nueva de junio.