Las protestas de esta semana por las alzas de la gasolina -además del espectáculo de que los conductores bloqueaban a otros conductores- vuelven a poner de presente viejas controversias sobre la forma en que se fija el precio del combustible en Colombia.
Tras las manifestaciones y vías de hecho que obstruyen vías, quedan claros tres puntos: las alzas seguirán en lo que queda de este año; el gobierno decidió dar una tarifa preferencial para los taxis, y la forma de aliviar el precio es metiéndole mano a la estructura con la que se establece la tarifa, para lo cual ya hay una iniciativa cantada en el Congreso.
El cambio en ese cálculo significa que alguien renuncie a dinero que por ahora está recibiendo habitualmente. ¿Quién estaría dispuesto, el gobierno nacional, los departamentos, los municipios, todos los anteriores?
Esta posibilidad se explica por la manera en que se le pone precio al galón de gasolina que compran los conductores en las estaciones de servicio.
Las piezas del rompecabezas para armar el precio final del galón de gasolina
Al pagar la tanqueada, solo algo más de la mitad del dinero corresponde al combustible que moverá el vehículo, que incluye el porcentaje de etanol que se le mezcla a la gasolina. Los otros componentes son el transporte de ese combustible hasta la bomba en donde se compra; las ganancias a distribuidores mayoristas y minoristas, lo que incluye lo que espera quien monta y vive de la estación de servicio, y los impuestos.
¿Es posible que se decida que se le pague menos a quiénes venden el combustible, es decir a Ecopetrol y a quiénes suministran el etanol? Habría que ver si el dueño de Ecopetrol, el Gobierno, acepta que su empresa venda el líquido más barato, por debajo de los precios de referencia internacionales traídos a pesos, en momentos en que esta discusión se relaciona justamente con el déficit que ha generado la manera de cobrar la gasolina.
También habría que ver si quienes venden etanol lo sigan haciendo si se vende, por ejemplo, por debajo del costo. Lo mismo pasa con quienes transportan, distribuyen o venden en sus bombas la gasolina. ¿Seguirían con sus actividades si se les invitara a ofrecer esos servicios sin ganancias?
Todos los caminos de los combustibles conducen a los impuestos
Por lo tanto, en donde se podría hacer algo es en los impuestos, y en ese sentido el representante a la Cámara Wadith Manzur está moviendo una iniciativa legislativa en ese sentido, aunque hasta el momento no ha sido radicada en el Congreso de la República. No obstante, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, aseguró que en 2022 se generó un recaudo tributario nacional y territorial de 2,1 billones de pesos, pero dejó de recaudar 4,5 billones de pesos.
Esto se debe a una menor tarifa del IVA, que es del 5 por ciento sobre el ingreso al productor, y como Ecopetrol paga todos sus insumos con un IVA del 19 por ciento, la empresa pide una devolución de impuestos, que el año pasado fue por 3,5 billones de pesos.
También afectó la diferencia que existe entre el precio de referencia internacional y el costo local, que hace que la base gravable del IVA sea menor, y por lo tanto, el recaudo de impuestos. Según el ministro, la gasolina aún debe subir unos 3.228 pesos para igualar el precio internacional.
“En términos reales el Gobierno Nacional no está recaudando nada por impuestos de combustibles, los que sí están recaudando son los territorios porque a ellos no les descuentan nada”, aseguró el ministro Ricardo Bonilla.
Dentro de la estructura del costo de la gasolina que paga el usuario en la estación de servicio, del costo de la tanqueada, el 59,7 por ciento es por gasolina; el 6,7 por ciento es por la mezcla de etanol; el 18,7 por ciento corresponde a los impuestos y el 14,9 por ciento es para pagar el transporte del combustible y la remuneración de los distribuidores.
Los impuestos vienen en cascada: una tasa nacional, impuesto al carbono, IVA del 5 por ciento sobre el ingreso al productor, IVA al margen mayorista del 19 por ciento y una tasa territorial.
Si se quisiera dejar un precio al consumidor final de 10.000 pesos, ya no bastaría con quitar todos los impuestos. Pero si se quisiera bajar el galón, por ejemplo, a unos 12.000 pesos, habría que reducir todo el bloque de impuestos en 80 por ciento.
El debate que se deberá afrontar es ¿cualquier cifra que se decida reducir de impuestos por galón se le quitará al Gobierno Nacional, a los departamentos o a los municipios? ¿O se repartirá con igual o con diferentes proporciones entre ellos?
MAURICIO GALINDO
Editor de Economía
@galmau