Para quienes sostiene que las adaptaciones de las novelas de Agatha Christie al cine son todas iguales, Kenneth Branagh viene demostrando lo contrario. La primera vez que dirigió una producción sobre un libro de la autora británica (Asesinato en el Expreso de Oriente, 2017) estuvo a la altura del filme con Albert Finney de 1974, pero con Muerte en el Nilo (2022), no.
Lo estándar en los relatos de Agatha Christie con el detective Hercule Poirot como protagonista es que se produce un asesinato en algún lugar en el que, oh casualidad, se encontraba Poirot, quien pasa a investigar a todos y cada uno de los sospechosos, hasta dar con el asesino.
Sí, suelen haber más muertes en la trama, pero lo que interesa es la manera en la que Poirot llega a resolver el caso.
Nunca se había adaptado al cine la novela en la que se basa esta película, Hallowe’en Party, o Las manzanas, en castellano. Y los cambios en el guion que realizó Michael Green, quien ya había adaptado Asesinato en el Expreso de Oriente y Muerte en el Nilo para Branagh van más allá del escenario.
No, no transcurría en Venecia, sí durante un festejo en la Noche de brujas, pero hasta la muerte que se investigará en cuestión es otra.
Y el guionista Green, que escribió los libretos de Logan y de Blade Runner 2049, también, hay que decirlo todo, redactó el de Linterna verde con Ryan Reynolds…
Poirot está viviendo en el palazzo en Venecia, alejado de su actividad por decisión propia. A pocos años de la Segunda Guerra Mundial (1947), tiene a un guardaespaldas (Riccardo Scamarcio) que le aleja a todos aquellos que quieren acercársele para que les resuelva misterios y muertes.
Detective retirado
Pero, y si no hubiera un pero no habría película, la visita de Ariadne Oliver (la comediante Tina Fey), vieja amiga y autora de novelas de misterio, lo termina de convencer de salir de su ostracismo.
El bigotudo irá a una fiesta de Halloween en otro palazzo, que da una exdiva de la ópera, Rowena Drake (Kelly Reilly), pero en realidad lo importante es que habrá una sesión con una médium (Michelle Yeoh). En esa casa hace un tiempo se habría suicidado la hija de la cantante, y la madre quiere volver a escuchar la voz de su hija.
Pero ¿se suicidó o la mataron?
Hay más invitados. Están el médico de la hija, que volvió trastornado de la guerra (Jamie Dornan) y su hijo (Jude Hill, que con Dornan protagonizó Belfast, la película autobiográfica de Branagh), más el exprometido de la hija muerta (Kyle Allen) y la ama de llaves de Rowena (Camille Cottin).
Ya saben que uno de los invitados antes mencionados termina muerto, esto luego de que el propio Poirot sea atacado, y el detective entonces vuelve a sus estrategias y trucos.
Cacería en Venecia trata también sobre los fantasmas (el palazzo era un orfanato en el que, por la peste, médicos y enfermeras dejaron a su suerte a los niños, que fallecieron) y si sigue siendo un misterio alrededor de un salón, con una gran cantidad de asesinos potenciales, también sabemos que Poirot metódicamente irá entrevistándolos para descubrir quién es el asesino.
Branagh, como director, se propuso hacer un filme más oscuro, por momentos espeluznante, con apariciones y algunos tics del cine de terror. No hay en la trama muchas vueltas, el desenlace puede no ser predecible, las actuaciones fluctúan entre correctas y pasadas de registro.
Pero por suerte está Venecia.
Crimen / Terror. Estados Unidos / Reino Unido / Italia, 2023. Título original: «A Haunting in Venice». 103′, SAM 13. De: Kenneth Branagh. Con: Kenneth Branagh, Michelle Yeoh, Jamie Dornan, Kelly Reilly, Tina Fey. Salas: IMAX, Cinemark Palermo y Caballito, Cinépolis Recoleta y Houssay, Showcase Belgrano.