Creación de embriones humanos sintéticos: qué opinan expertos argentinos

Creación de embriones humanos sintéticos: qué opinan expertos argentinos

Este miércoles los científicos del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, publicaron resultados importantes en la revista Nature: por primera vez se crearon modelos completos de embriones humanos sintéticos, sin óvulos ni espermatozoides, a partir de células madre cultivadas en el laboratorio, fuera del útero hasta el día 14. Por un lado esto abre puertas al conocimiento sobre los misteriosos comienzos del embrión y, por otro, plantea nuevos dilemas éticos.

El Weizmann explicó que los embriones que ha logrado desarrollar “presentaban todas las estructuras y compartimentos característicos de esta etapa, incluyendo placenta, saco vitelino, saco coriónico y otros tejidos externos que aseguran el crecimiento dinámico y adecuado de los modelos”.

En diálogo con Clarín, científicos argentinos analizaron las implicancias de este avance en la ciencia que busca estudiar en profundidad al embrión en etapas tempranas, algo difícil de realizar hasta el momento por razones éticas y técnicas.

Un modelo de embrión humano en una etapa de desarrollo equivalente a la de un embrión humano en el día 14, bajo el microscopio. La imagen revela la hormona utilizada en las pruebas de embarazo (verde) y la capa externa que se convertirá en la placenta (rosa), que contiene cavidades características, llamadas lagunas. Durante el embarazo normal, las lagunas permiten el intercambio de nutrientes y productos de desecho entre la sangre materna y el feto.

Gustavo Sevlever, director de Docencia e Investigación del Fleni, analiza la significancia de este progreso para el conocimiento universal. Remarca que el mayor mérito que propicia es el de investigar alteraciones que hasta ahora no se conocen bien y que tienen que ver con la fertilización.

«El instituto de Israel logró un embrión con tejido extra embrionario, y esto sirve como modelo experimental, porque muchas pérdidas de embarazo se dan en los primeros momentos. La ciencia tiene poco conocimiento sobre lo que pasa en ese primer mes y cuáles son los motivos detrás de las parejas que llegan a la infertilidad», destaca.

Sevlever enfatiza que este proceso de experimentación de Weizmann es clave porque permitirá profundizar en ese período embrionario que es de altísima fragilidad. En base a este desarrollo científico se podrá indagar en los motivos de esa fragilidad: qué cosas lo afectan y en qué dosis lo hacen.

«Ellos fabrican un embrión sintético a través de células madre inducidas hasta el día 14, porque hay una convención que expresa que no se puede dejar crecer más allá de esa fecha»

Para obtener esas células madres inducidas, se le ponen genes a las células adultas de una persona, y se las lleva a un estado parecido al de una fecundación entre espermatozoide y óvulo.

«Es decir, estas células madres son capaces de fabricar tejidos, por ejemplo. Por eso se las llama células pluripotentes inducidas, evitan entrar en el tema ético», agrega.

«Yo creo que es un avance positivo, porque las células madre nos muestran que podemos modelizar enfermedades del período más temprano del embrión que pueden definir su futuro. Es un avance porque brinda un modelo sobre el que la ciencia desconoce bastante», complementa.

El profesional afirma que este progreso, al presentarse como una alternativa que no daña a nadie, brinda un espacio ético pleno para la experimentación y la indagación.

Pablo Wappner, investigador superior en Conicet y jefe del Laboratorio de Genética y Fisiología Molecular de la Fundación Instituto Leloir, también aporta su visión sobre este logro científico.

“El avance real es que generando un embrión artificial se puede hacer investigación sin entrar en cuestiones éticas, porque no es un verdadero ser humano hijo de un papá y una mamá, de un espermatozoide y un óvulo, sino que es un elemento de investigación que sirve para prevenir y entender enfermedades de distinta naturaleza con potencial aplicación a la clínica en un futuro”, reflexiona el profesional.

En esta línea es clara su postura. Sostiene que el logro de los científicos de Weizmann es «enorme, un hecho científico altamente positivo por el que tenemos que alegrarnos todos, que entra a ser patrimonio del conocimiento universal».

Wappner señala el valor práctico que puede venir aparejado con el desarrollo científico de embriones sintéticos. Entre ellas, menciona que no se puede obviar que permitiría el estudio de cuestiones como la infertilidad y otras más complejas sobre cómo se forman los embriones en las etapas iniciales, y de qué forma defectos en estos mecanismos de formación pueden detectarse a tiempo.

«Es algo que si realmente se pudiera entender a fondo, se podría intentar evitar, especialmente cuando hay causas de mutaciones genéticas que puedan tener el papá o la mamá. Así también, se puede estudiar el efecto que ejercen ciertos fármacos. Determinar, por ejemplo, si una droga que se administra para tratar alguna enfermedad puede tener un efecto indeseado en mujeres embarazadas, esa es una obligación directa e inmediata”

El investigador no ve aspectos negativos dentro de este desarrollo, aunque remarca que todo depende de la regulación sobre estos procesos: «Esto es una gran ventaja, yo no veo problemas éticos en esto, no es una persona, aunque está vivo no lo es. Es una creación de laboratorio, con la que se puede hacer investigación sin problemas éticos».