Empieza a gestarse un cambio en la gestión de los pagos a través de los terminales de punto de venta, los datáfonos. Cada vez hay más aplicaciones que permiten transformar fácilmente los teléfonos inteligentes en un terminal de punto de venta, un datáfono, para cobrar un pago. Esto se consigue gracias a la tecnología de comunicación de campo cercano (NFC), que ofrece una oportunidad a las pequeñas y medianas empresas de dejar de lado el coste de un datáfono y empezar a cobrar a través de estas soluciones innovadoras.
Algunas de las empresas que ofrecen estas aplicaciones son Divilo o myPOS, entre otras. «Las empresas buscan una manera más conveniente, más digital y más sostenible de realizar sus cobros, esa es la oportunidad que detectó Divilo y que gracias a la tecnología ha convertido un simple ‘smartphone’ en un dispositivo para realizar los cobros», dice Celestino García, el consejero de legado de Divilo, una ‘fintech’ española.
Usar una aplicación de este tipo es bastante sencillo. Simplemente el usuario que quiere realizar el cobro abre la aplicación en su teléfono, introduce el cargo y posteriormente acerca a su teléfono la tarjeta, reloj inteligente o ‘smartphone’ a través del que se va a hacer el pago. Posteriormente se genera un ticket de compra y se puede enviar al cliente, impulsando así el uso de pagos electrónicos para reducir el número de transacciones en efectivo.
«Este enfoque innovador adquirió especial relevancia durante la pandemia de Covid-19, cuando los comerciantes se enfrentaron a retos para adaptarse a las cambiantes preferencias de los consumidores y a las restricciones de cierre de las tiendas. Reconocimos entonces el potencial del ‘tap-to-pay’ (posar para pagar) para los comerciantes y lanzamos nuestra solución SoftPOS en 2020 en respuesta a estas demandas», explica Irfan Rasmally, chief operations officer de myPOS Group, otra empresa que ofrece una herramienta para transformar los móviles en datáfonos.
Esta revolucionaria tecnología podría acabar con el uso de los datáfonos en los comercios. Actualmente, los negocios pagan una cuota mensual al banco para poder disponer de este dispositivo de pago, además de comisiones en función de la facturación mensual. A pesar del cambio de mentalidad que supuso la pandemia para los clientes, estos costes desaniman a muchos autónomos y pequeñas empresas a disponer de estos dispositivos, por lo que prefieren cobrar en efectivo o poner una cantidad mínima a partir de la cual se permite el uso del datáfono. «A diferencia de muchos operadores tradicionales del mercado, no cargamos a nuestros clientes con cuotas mensuales. Esto elimina un coste innecesario para las empresas, permitiéndoles asignar sus recursos de forma más eficiente», dice Rasmally.
Las entidades financieras son conscientes de este cambio, y ya se están preparando para poner en marcha estos sistemas de cobro. «Estas soluciones de pago tienen un elevado potencial de crecimiento porque son una muy buena alternativa para nuestros clientes. Sobre todo para las empresas o profesionales que requieren mayor movilidad, como es el caso de la restauración o el reparto a domicilio», dice Antonio Macías, director de adquirencia de BBVA en España.
Este banco ya ha desarrollado un proyecto piloto en 2021 que permitía realizar pagos con tarjeta a través del móvil, por lo que ahora están trabajando para poner esta solución a disposición de todos sus clientes próximamente. «Lo importante es ofrecer a las empresas y los autónomos diferentes alternativas de cobro para que sean ellos quienes decidan aquellas que mejor se adapten a sus negocios», dice director de adquirencia de BBVA en España.
La tendencia es que cada vez más pequeñas y medianas empresas utilizan sistemas de pago digitales para satisfacer las necesidades de sus clientes y aumentar su negocio. «El 54% de las pymes españolas afirman que han incrementado su volumen de negocio desde que aceptan pagos digitales», dice Roble Dorronsoro, responsable de comercios y aceptación de Visa en el sur de Europa. Como parte de sus estrategias para incluir nuevos mecanismos de cobro, Visa ha trabajado con Divilo para implantar su aplicación que convierte el móvil en un datáfono en la flota de taxis de Cabify, explica Dorronsoro.
Sin embargo, todavía existen importantes dificultades para que muchos autónomos y pequeñas empresas utilicen esta tecnología, ya que implica el cobro de una cuota que puede evitarse cobrando en efectivo. Además, también hay algunos profesionales reacios a digitalizar su negocio. «A pesar de ser un servicio muy disruptivo y que va a ayudar a mejorar la forma en la que se relacionan las empresas y los clientes con los pagos, es muy importante recordar que el 99% del tejido empresarial español está formado por pymes. Y en este segmento hay aún un largo camino por recorrer en digitalización», dice Macías, de BBVA.
«Muchas pymes siguen creyendo que el uso de herramientas financieras modernas requiere un alto nivel de conocimientos técnicos. Sin embargo, esto ya no es así. Por lo tanto, es importante informar a los comerciantes de que las herramientas actuales no implican necesariamente inversiones significativas ni un alto nivel de conocimientos técnicos», dice Rasmally, de myPOS, sobre el trabajo que todavía queda por hacer para que cada vez más usuarios se sumen al uso de estas aplicaciones.
Distinción
Otro asunto es la estrategia de precios que cobran fintechs como Divilo o myPOS para aumentar su cuota de mercado, ya que debe ser más atractiva que la existente. En este sentido, Celestino García, de Divilo, cree que la clave no está en competir en precio, sino en servicio, para conseguir que la tecnología sea el elemento diferenciador que haga que más empresas empiecen a utilizar estas revolucionarias herramientas
Para conseguir avanzar en este proceso de maduración y consolidación, es muy importante cooperar con otros actores del mercado de gestión de pagos, como bancos o multinacionales de servicios financieros como Visa, Mastercard o Amex. «Creemos en la coopetencia, es decir, que potenciales competidores puedan convertirse en socios, y en un mundo de alianzas basado en un ecosistema lo más completo posible», concluye García.