Meryl Streep, en los Princesa de Asturias: «La empata es el corazn palpitante de un actor»

Meryl Streep, en los Princesa de Asturias: «La empata es el corazn palpitante de un actor»

Premios Princesa de Asturias

Actualizado

La actriz defiende con pasin la virtud de su oficio de reconocer al otro y sentir con l y, a su modo, retrata el espritu de casi todas las intervenciones de la ceremonia bajo la sombra de la guerra en Oriente Medio

La empata, dice la RAE, es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. La empata, dice Meryl Streep, es «el corazn palpitante del don de un actor». Bonito. Las dos frases, en el fondo, dicen lo mismo. Cuesta darse cuenta, pero si uno se fija no es difcil concluir que todo no es ms que una cuestin de escucha, de reconocimiento, de educacin quiz. Lo que separa a las dos sentencias, sin embargo, es el tono, la voz, la escenografa y, mucho ms importante, el momento. Los diccionarios siempre est ah para consultarlos o, dado el caso, ignorarlos. La actriz, en cambio, aparece de vez en cuando y en cuanto lo hace no queda ms remedio que prestar atencin. Fue aparecer en la tribuna de los Premios Princesa de Asturias en calidad de galardonada por lo que se refiere a las Artes y ya no hubo remedio. Todo cobr sentido.

De alguna manera, su discurso modlico, personal, emocionado, emocionante y hasta un poco enfadado dio con la clave de todo lo anterior y de buena parte de lo que vino despus. De qu hablaron el Rey cuando se refiri a la necesidad de «cooperar seria, profunda y sinceramente», o la Princesa Leonor al detenerse en lo que podemos lograr «con objetivos comunes y esfuerzo individual y colectivo», o el atleta Eliud Kipchoge, o Luis Pizarro (director de Iniciativas Medicamentos para Enfermedades Desatendidas)? Pues de eso, de ser capaces de ver como se debe al que est enfrente, de correr con l, de curarle, de –otra vez– reconocerle. Es ms, hasta las notas que dej redactadas antes de su fallecimiento el Premio de Comunicacin y Humanidades, Nuccio Ordine, no eran ms que unos pocos y profundsimos apuntes a favor de la ms bella y esforzada de «las causas perdidas»: la igualdad. Y qu es la igualdad sino la consecuencia ms simple y elemental de la empata? Y Haruki Murakami? Bueno, l no habl, pero lo pens seguro.

En realidad, Streep de lo que peror fue simplemente de su profesin, de s misma. Pero como quiera que una actriz no es nada ms que todos los personajes que es capaz de ser, acab por hablar de todos ellos y, por tanto, de todos nosotros. Explic que su trabajo no es nada ms que procurar al espectador un sentimiento por fuerza ajeno: «el dolor y la alegra de otra persona». Y que es por eso por lo que siempre ha intentado alejarse lo ms posible, pese a las crticas, de s, de su condicin de «buena chica de clase media de Nueva Jersey». «Siempre me he sentido impulsada a comprender ese otro instinto, contraintuitivo, que nos lleva a interesarnos por los extraos; esa capacidad imaginativa que tenemos para seguir las historias de personas ajenas a nuestra tribu como si fueran nuestras». La frase es complicada, pero se entendi perfectamente en cuanto se permiti un dardo a sus detractores: «Todos esos acentos, ya saben?». Se refera (ya saben) a los accidentes de la apropiacin cultural y eso.

Acaso es una impostura querer abrazar el mundo?, se pregunt retadora la actriz. Y para que no quedara duda de su intencin, busc aliados. Y los encontr. Primero Picasso que dijo aquello de que «imitar a los dems es necesario, imitarse a uno mismo es pattico». Y hasta Penlope Cruz se apunt a la batalla de la que record una frase algo extraa, pero igual de apropiada para la ocasin: «No puedes vivir tu vida mirndote a ti mismo desde el punto de vista de otra persona». Lo que quera Streep, en definitiva, no era tanto reivindicar su profesin y su desempeo en ella a lo largo de tantos aos, que quiz tambin, como su efecto profundo en todos nosotros. «Cuando nacemos nos identificamos con los dems, sentimos una humanidad compartida porosa», dijo para acto seguido advertir contra todo aquello que nos hace madurar: la autoproteccin, la ideologa, la sospecha y la desconfianza. Y concluy: «As llegamos a este triste momento de la historia».

Para el final, Mery Streep, elegante y profunda, dej a Federico Garca Lorca y cmo el poeta de Granada fue capaz de anticipar su propia muerte en uno de los personajes de ‘La casa de Bernarda Alba’. En la voz del personaje Martirio qued una advertencia para el futuro («un regalo para nosotros») y, en consecuencia, qued la clara constancia que actuar no es ms que prestar a los muertos una voz que los vivos puedan or. «se», dijo, «es el privilegio de un actor y es su deber». se es su don, su don de hacer con su trabajo que una persona pueda sentir lo que siente otra por fuerza diferente. «La empata», concluy, «puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia». Y acab: «En este nuestro mundo cada vez ms hostil e incierto, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se ensea a todos los actores: lo importante es escuchar».

Luego el Rey record el Premio de Colaboracin Internacional en 1994 al primer ministro de Israel Isaac Rabin y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina Yaser Arafat y todo cobr sentido. Y habl a rengln seguido de unidad, de trabajo en comn, de colaboracin y de compromiso, y todo qued an ms claro. «La empata es el corazn palpitante del don de un actor». Ahora s. Lo diga la RAE o Meryl Streep.