Plata de Mo Katir en los 5.000 metros, gloria a un atleta «especial»

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En un Mundial complicado, eliminado de los 1.500 metros, suma la quinta medalla de Espaa en Budapest

Katir e Ingebrigtsen, en l
Katir e Ingebrigtsen, en lnea de meta, este domingo.Petr David JosekAP
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Hay atletas que creen que es mejor sentir que pensar. Las sensaciones, hasta donde les lleve el corazn, celebrar o morir. Mo Katir es uno de ellos. En la pista, brilla si todos vuelan, si slo se discute quin es el ms rpido, cuando no hay tcticas, fuera estrategias. Este domingo, los 5.000 metros del Mundial de Budapest se decidieron as. Un relmpago. A falta de una vuelta, Katir se puso delante y despeg, un sprint de 400 metros, ya est. En la contrarrecta se separ del grupo y plante su desafo: quien quisiera el oro, que fuera a por l. Slo lo pudo hacer el todocampen Jakob Ingebrigtsen, que le rebas sobre la misma lnea de meta (13:11.30). Al final, plata para Katir (13:11.44), el mayor xito de su vida despus del bronce del ao pasado en los 1.500 metros del Mundial de Eugene.

Para Espaa, el mejor final para el mejor Mundial de la historia, junto a los cuatro oro de los marchadores lvaro Martn y Mara Prez, el tercer puesto en el medallero, lo nunca vivido -el mejor hasta ahora era un sptimo-. Para l, la reivindicacin de que no es «un atleta ms», de que es «especial», como repeta este domingo, un corredor nico que necesita cario si falla.

Porque en los ltimos das Katir lo pas realmente mal. Despus de renunciar a competir bajo techo en invierno y de una preparacin impoluta, cuatro meses en la altitud del Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, se proclamaba «ms en forma que nunca», pero cay en las semifinales de los 1.500 metros y se le cay el cielo. Su renuncia a hablar con la televisin y con la prensa fue lo de menos. Dud. Dud de s mismo. Dudo de su mtodo, de sus entrenamientos, de su camino. Y tuvo que ser su entorno, su novia, su familia, su entrenador, su manager quienes le devolvieran la confianza con horas de charla en la intimidad del hotel Thermal Margarita Island de Budapest o por telfono.

A las semifinales de los 5.000 metros lleg con ganas de comerse el mundo y, en la final, estuvo encendido. Durante toda la prueba se mostr enrgico, movindose arriba y abajo en el pelotn, inquieto hasta su ltima vuelta de vrtigo. «En las semifinales tena rabia, pero en la final quera correr suelto, sin agarrotarme. Por la eliminacin en los 1.500 metros estuve jodido, pero mi gente me hizo ver que tena que creer en m, en mis entrenamientos, en mis carreras. Esta medalla es la medalla de la mente, del poder que tiene», apunt en zona mixta tras disculparse con los periodistas por negarse a hablar en los das anteriores: «Si me cuesta hablar con mis padres, Cmo no me va a costar hablar con desconocidos? No saba qu decir».

El feo de Ingebrigtsen

En la celebracin de su plata, eufrico, liberado, fue a saludar a Ingebrigtsen, con el que mantiene una relacin especial, con el que coincide muchas semanas en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, y ste ni se gir, muestra de su carcter hurao. «Le tengo mucho respeto, es el mejor de la historia quitando a [Hicham] El Guerrouj. Para m es un ejemplo a seguir, ojal pueda llegar a ser un gran lder como l», declaraba Katir sobre el noruego, aunque luego, preguntado por su mala reaccin, el espaol contestaba: «Mis padres me ensearon que hay que tener los pies en el suelo». Con las espinillas ensangrentadas por las patadas recibidas en el grupo, Katir se conform con festejar mnimamente con el keniano Jacob Krop, que se colg el bronce (13:12.28), y saludar a las gradas, donde estaban varios amigos.

En su da grande, el espaol triunf en la distancia que ms se adapta a sus caractersticas y en la que menos le gusta, como ha admitido. Enamorado de los 1.500 metros, ya haba dudas sobre qu correra en los Juegos de Pars 2024 y ahora stas se multiplican. «El ao que viene ya ver, pero doblar», confes. Antes le toca descansar.

En cuanto vuelva a Espaa, este mismo lunes, Katir festejar en su pueblo, Mula, en Murcia, y poco despus ir a visitar a su familia -especialmente a su abuela- a Alcazarquivir, la ciudad de Marruecos desde donde emigr su padre para trabajar en la construccin. Ya es subcampen del mundo. No queda duda, no es «un atleta ms», es «especial».