La hepatitis delta, una infección viral causada por el virus de la hepatitis D (VHD), tiene una rápida progresión de enfermedad en el hígado y suele ser asintomática hasta que se encuentra en fase avanzada. Solo afecta a personas que ya tienen el virus de la hepatitis B. Por eso, los hepatólogos se felicitan por la aparición de un nuevo test que permite acortar el tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento. Hasta ahora, si se habla de fármacos, el único disponible para la hepatitis delta, hasta hace poco, tenía una tasa de respuesta muy baja. La buena noticia es que ya existe un nuevo antiviral para este tipo de infección.
Sociedades científicas y asociaciones de pacientes celebran a finales de año la decisión del Ministerio de Sanidad de financiar el primer fármaco para tratar la hepatitis delta. En España, según la Encuesta de Seroprevalencia del Ministerio, un 0,22% de la población tiene infección activa por hepatitis B (cerca de 90.000 personas) mientras que, en otros estudios epidemiológicos, este porcentaje asciende al 0,5%. De ellos, se estima que el 5% están coinfectados por hepatitis D, por lo que en España habría entre 5.000 y 7.000 personas con hepatitis crónica por el virus delta.
Enfermedad del hígado
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De todo ello se habló en la ponencia ‘Cribado y tratamiento de la hepatitis delta en España’, dentro de la Mesa de hepatitis virales que tuvo lugar durante la celebración del 83º Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) celebrado del 13 al 15 de junio en Valencia.
La doctora Sabela Lens, experta de la sociedad y médico especialista en hepatología del Hospital Clinic de Barcelona, explicó que la hepatitis delta es la que causa mayor progresión de enfermedad en el hígado, derivando en cirrosis o cáncer de hígado, y suele afectar a personas jóvenes en las que «por la alta progresión de la enfermedad, el único tratamiento posible era el trasplante hepático«.
«Al menos una vez en la vida a las personas que padecen hepatitis B, se les debe mirar si también tienen el virus delta», señalan los médicos
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En el caso del diagnóstico, se debe buscar entre los pacientes que ya padecen hepatitis B, pero como, a menudo, son enfermedades asintomáticas, «es necesario hacer un cribado proactivo para detectarlos». Además, «al menos una vez en la vida a las personas que padecen hepatitis B, se les debe mirar si también tienen el virus delta» y esto se realiza analizando los anticuerpos contra la hepatitis D.
Test reflejo
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Aunque hasta ahora «no era una práctica automatizada«, ha dicho la especialista, se está comenzando a emplear la técnica de diagnóstico basada en el test reflejo en la que con la misma muestra con la que diagnostican a alguien por primera vez de hepatitis B, se observa también si padece hepatitis D.
Esta nueva técnica «permite ahorrar tiempos y agiliza el diagnóstico», lo que facilita decidir el tratamiento. Eso sí, aunque, «es una tecnología fácilmente aplicable dentro de un laboratorio de microbiología de un hospital», hoy en día solo está disponible en algunos centros de referencia.
Nuevo tratamiento
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Desde el punto de vista terapéutico, a la hepatitis delta se la conoce como huérfana porque no tenía un tratamiento eficaz. Se trataba a los pacientes con un medicamento inmunomodulador, que, de hecho, se utiliza para tratar otros tipos de hepatitis, pero «la tasa de respuesta era muy baja».
La buena noticia, ha explicado la doctora Lens, es que se ha aprobado un nuevo medicamento antiviral para el tratamiento de este tipo de hepatitis. Esta terapia actúa como inhibidor de la entrada del virus en el hígado por lo que, «logra reducir la carga viral y, en algunos casos, incluso, lleva a negativizarla«.
Efectos a largo plazo
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Con este medicamento «podemos frenar la progresión de la enfermedad del hígado al reducir la inflamación causada por el virus«. Aunque, “es cierto que aún se necesita tiempo para valorar mejor sus efectos a medio-largo plazo”, señala, «resulta muy prometedor que, al menos, ya haya una alternativa terapéutica para estos pacientes llevándonos hacia el manejo efectivo de esta enfermedad».
Aunque no es tan frecuente, la hepatitis delta también se puede transmitir de madre a hijo y por vía sexual
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La hepatitis delta solo se encuentra en personas portadoras del virus de la hepatitis B, y produce la inflamación del hígado. La presencia de ambas se considera la forma más grave de hepatitis vírica. Se transmite por vía parenteral o por contacto con sangre o productos sanguíneos infectados.
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Aunque no es tan frecuente, también se puede transmitir de madre a hijo y por vía sexual. Además, la vacunación contra la hepatitis B también previene de la coinfección por hepatitis D. Suelen ser enfermedades asintomáticas, describen los médicos, hasta que se encuentran en fases avanzadas, es decir, cuando presenta casos de cirrosis o cáncer de hígado, que ya es «cuando el hígado está muy enfermo», concluye la doctora Lens.