China ha revelado un «plan de acción especial» ambicioso con el fin de impulsar el consumo interno y mitigar los impactos negativos de los aranceles comerciales recientemente establecidos. Este esfuerzo tiene como objetivo robustecer la economía del país y asegurar que su dependencia de las exportaciones disminuya, especialmente en un escenario de conflictos comerciales con Estados Unidos.
El plan contempla acciones como incrementar los ingresos de los ciudadanos, ofrecer subsidios para el cuidado infantil y ampliar programas como «dinero por chatarra», que alientan a las personas a cambiar artículos antiguos, como coches y dispositivos electrónicos, por efectivo. Estas iniciativas son parte de las estrategias gubernamentales para reactivar una economía que ha mostrado señales de desaceleración en varios sectores importantes.
El primer ministro resaltó hace poco la importancia de asegurar que la economía del país progrese con estabilidad, describiéndola como un «gran barco» que debe dirigirse hacia un futuro seguro. Este propósito se alinea con la meta de alcanzar un crecimiento económico del 5% para el año actual, un reto significativo considerando el entorno económico global y las presiones internas.
Desafíos económicos y disputas comerciales
La economía de China se enfrenta a varios obstáculos, como un débil gasto de los consumidores, un mercado laboral inestable y una persistente caída en el sector de bienes raíces. A estas dificultades se suman los recientes aranceles de Estados Unidos, que incrementaron al 20% las tarifas sobre importaciones chinas. En reacción, China impuso aranceles de represalia, impactando sobre todo a las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.
Dentro de este marco, los datos oficiales mostraron un incremento del 4% en las ventas al por menor entre enero y febrero, superando levemente el crecimiento del 3,7% observado en diciembre. A pesar de que este aumento fue favorecido por medidas de estímulo fiscal, los expertos advierten que la recuperación puede no ser sostenible debido a los desafíos estructurales presentes en la economía.
Uno de los problemas más constantes es la deflación, que desincentiva el gasto al crear expectativas de una disminución prolongada de los precios. En febrero, el Índice de Precios al Consumidor disminuyó un 0,7% en relación al mismo mes del año pasado, llegando a su punto más bajo en más de un año.
Actividad industrial y medidas de estímulo
Aunque existen desafíos, algunos indicadores económicos muestran signos favorables. La producción industrial creció un 5,9% durante los dos primeros meses del año, superando las expectativas iniciales. Este avance refleja la actividad en sectores como la industria manufacturera y la minería, que han sido estimulados gracias a las medidas de apoyo implementadas por el gobierno.
La iniciativa «dinero por chatarra», que promueve el recambio de vehículos y aparatos viejos, es una de las medidas más notables para incentivar el consumo. De igual manera, los subsidios para el cuidado infantil buscan reducir el peso económico sobre las familias, promoviendo un gasto más balanceado en la economía familiar.
Proyecciones para el futuro
Perspectivas a futuro
El gobierno chino enfrenta el reto de equilibrar sus ambiciones de crecimiento con las dificultades económicas internas y las presiones externas derivadas de la guerra comercial. Si bien las medidas anunciadas tienen el potencial de generar un impacto positivo en el corto plazo, los analistas subrayan que será crucial abordar problemas estructurales como la deflación y la dependencia de las exportaciones para garantizar una recuperación sostenible.
Con este plan, China busca demostrar que puede adaptarse a un panorama económico global cambiante, fortaleciendo su economía interna y reduciendo su vulnerabilidad frente a factores externos. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas dependerá de su implementación efectiva y de la capacidad del gobierno para superar los obstáculos que limitan el crecimiento.