El fichaje de José Mourinho por el Fenerbahçe no ha dejado indiferente a nadie. Ni en las grandes ligas europeas, donde su nombre estaba vinculado a varios equipos. Ni en Arabia, donde se rumoreaba una posible llegada del luso en busca de un gran contrato. Ni en Turquía, donde Galatasaray y Besiktas, que también pujaron por el técnico, ponen en duda la viabilidad económica de su llegada al equipo de Estambul.
Puede caer mejor o peor, pero no había dudas de que José Mourinho estaría poco tiempo sin equipo. Salió de la Roma en enero, tras su llegada al equipo ‘giallorosso’ el verano de 2021, y desde entonces, ha sido uno de los grandes atractivos en el mercado de entrenadores.
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Finalmente, tras Benfica, Leiria, Oporto, Chelsea, Inter de Milán, Real Madrid, Chelsea, Manchester United, Tottenham y Roma, añadirá el Fenerbahçe a su extenso -y laureado- currículum. El técnico de 61 años, que firma por dos años -más otro opcional- con el cuadro de Estambul, les costará unos 40 millones de euros en total. Y Galatasaray y Besiktas, que también lo querían para sus respectivos proyectos, aseguran que el gran desembolso por ‘The Special One’ acabará arruinando al club.
RECIBIDO COMO UNA ESTRELLA
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Sin embargo, eso no apagó su presentación, que fue una verdadera fiesta en Şükrü Saracoğlu Stadyumu. Miles y miles de aficionados le brindaron a ‘The Special One’ su ‘Special Show’. Como si de una estrella del cine se tratase, Mourinho se movió como pez en el agua en una ceremonia a la altura de su leyenda.
Escenario en el césped, pancartas, firmó bufandas y camisetas del club… El luso, muy cómodo, supo qué hacer en todo momento para ilusionar a su nueva afición. «Siento una enorme responsabilidad. El fútbol es pasión y no hay más pasión aquí. A partir de ahora, esta camiseta será mi piel. Vuestros sueños son mis sueños«, comentó un Mourinho que fue interrumpido en numerosas ocasiones por atronadoras ovaciones. Casi no podía ni hablar.
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Algunos aseguran que no ganará nada en Turquía. De momento, Mourinho ya se ha dado su primer baño de masas en su nueva casa. Se despidió ondeando la camiseta del Fenerbahçe, disfrutando del cariño que recibió de los turcos. En estos escenarios, actúa como pocos. Ahora, tiene que responder con resultados.