El autotrasplante de células madre hematopoyéticas, que se basa en usar las propias células madre de la propia médula ósea o sangre del propio paciente, es una terapia que habitualmente usa para tratar cánceres de sangre, pero algunos científicos demandan que se convierta en un tratamiento de rutina para la esclerosis múltiple (EM).
Tal y como se explica en un estudio que se publica en ‘Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry‘, cada vez hay más evidencias que indican que esta terapia es la adecuada para tratar la EM remitente-recurrente, que se caracteriza por distintos episodios inflamatorios que causan diversos grados de discapacidad residual.
Sin embargo, el autotrasplante de células madre hematopoyéticas todavía no se ha incluido en la mayoría de las directrices clínicas nacionales para el tratamiento de la EM.
La EM es una de las enfermedades inflamatorias crónicas más comunes del sistema nervioso central; se calcula que afecta a más de 2 millones de personas en todo el mundo, 47.000 personas en España y unas 600.000 en Europa. Se produce cuando el propio sistema inmune ataca al organismo, un fenómeno conocido como autoinmunidad.
Desde hace tiempo algunos centros especializados ofrecen este tipo de tratamiento para la EM, que implica el cultivo de células madre de la médula ósea del paciente, el uso de la quimioterapia para suprimir el sistema inmune del paciente y la reintroducción de las células madre en el torrente sanguíneo con el objetivo de ‘resetear’ el sistema inmunológico para evitar que siga atacando a su propio el cuerpo
Esta investigación ha analizado la seguridad y eficacia de esta técnica cuando se utiliza en de forma rutinaria en la práctica clínica en lugar de en condiciones de ensayos clínicos.
En el estudio han participado 231 pacientes con EM remitente-recurrente, 174 de los cuales habían sido tratados con autotrasplante de células madre hematopoyéticas antes de 2020. La edad promedio en el momento del tratamiento era de 31 años y casi dos tercios (64%) eran mujeres.
Los investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) evaluaron el funcionamiento del autotrasplante de células madre hematopoyéticas mediante el análisis de los datos recopilados del registro sueco de EM. Y su seguridad se valoró examinando los registros médicos electrónicos de los pacientes durante los 100 días posteriores al procedimiento.
Los pacientes habían padecido, su enfermedad durante más de 3 años, de media, y habían recibido un promedio de 2 ciclos de tratamiento estándar (fármacos modificadores de la enfermedad) antes del autotrasplante de células madre hematopoyéticas; 23 no habían recibido ningún tratamiento.
Alrededor de tres años después de someterse a un autotrasplante de células madre hematopoyéticas, a 20 pacientes (11%) se les administró un fármaco modificador de la enfermedad.
Lo resultados estudio mostraron que no hubo evidencia de EM en casi tres de cuatro (73%) de los pacientes tratados después de 5 años y en casi dos tercios (65%) después de 10 años.
Entre los 149 pacientes con EM que, para empezar, tenían alguna discapacidad, más de la mitad (80) mejoraron, poco más de un tercio (55) permanecieron estables y alrededor de 1 de cada 10 (14) empeoraron.
En cuanto a la tasa de recaída anual, fue de 1,7 en el año anterior al trasplante y de 0,035 durante el período de seguimiento. O dicho de otra manera, en promedio, un paciente tuvo 1,7 recaídas en el año anterior al tratamiento con la terapia celular y 1 recaída cada treinta años después del tratamiento.
Los investigadores detectaron que 5 pacientes requirieron cuidados intensivos y 61 desarrollaron una infección bacteriana dentro de los 100 días posteriores al tratamiento. La neutropenia febril (recuento bajo de glóbulos blancos acompañado de fiebre alta) fue el efecto secundario más común y afectó al 68% de los pacientes.
A pesar de que se trata de un estudio observacional, sin grupo comparativo, lo que impide sacar conclusiones definitivas, los investigadores escriben que los «hallazgos demuestran que el trasplante para pacientes con EM recurrente-remitente es factible dentro de la atención médica habitual y se puede realizar sin comprometer la seguridad».
Por ello concluyen que, teniendo en cuenta que su estudio corrobora los resultados observados en el único ensayo controlado aleatorio realizado hasta la fecha, «creemos que el autotrasplante de células madre hematopoyéticas podría beneficiar a un mayor número de pacientes con EM y debería incluirse como un estándar de atención para la EM muy activa».