El Departamento de Energía de Estados Unidos ha emitido un informe que prevé un aumento considerable en el uso de electricidad por parte de los centros de datos, estimando que para 2028 se llegará a los 325 teravatios hora (TWh). Esta cantidad es similar al consumo anual de naciones como España, con 246 TWh, o el Reino Unido, que tiene 287 TWh.
El Departamento de Energía de Estados Unidos ha publicado un informe que proyecta un incremento significativo en el consumo eléctrico de los centros de datos, anticipando que para 2028 alcanzará los 325 teravatios hora (TWh). Esta cifra es comparable al consumo anual de países como España, que registra 246 TWh, o el Reino Unido, con 287 TWh.
Aparte del consumo de electricidad, la refrigeración de estos centros requiere un uso significativo de agua. Se estima que para 2028 se emplearán alrededor de 124.000 millones de litros de agua al año para enfriar los servidores. Este hecho destaca la importancia de considerar no solo el suministro de energía, sino también la gestión sostenible de los recursos hídricos relacionados con la infraestructura tecnológica.
Además del consumo eléctrico, la refrigeración de estos centros implica un uso intensivo de agua. Se prevé que para 2028 se utilicen aproximadamente 124.000 millones de litros de agua anuales en las tareas de enfriamiento de los servidores. Este dato subraya la necesidad de abordar no solo el suministro energético, sino también la gestión sostenible de los recursos hídricos asociados a la infraestructura tecnológica.
En respuesta a estos desafíos, el presidente Donald Trump ha anunciado una inversión de 500.000 millones de dólares destinada al desarrollo de infraestructuras relacionadas con la IA. Este ambicioso plan, denominado Stargate, se financiará con aportaciones de entidades como SoftBank, OpenAI, Oracle y el fondo soberano de Abu Dhabi MGX. El objetivo es construir nuevos centros de datos y plantas energéticas que garanticen un suministro constante y suficiente para las crecientes necesidades del sector tecnológico.
La situación en Estados Unidos es indicativa de una tendencia mundial. En Europa, por ejemplo, la creciente demanda de procesamiento de datos está ejerciendo presión sobre las infraestructuras energéticas del continente. Se calcula que el sector de los centros de datos consume alrededor del 2,6% de la energía en Europa, y se proyecta que superará el 3,2% para 2030. Importantes empresas tecnológicas están invirtiendo en infraestructuras en naciones europeas, incluyendo España, lo que presenta desafíos adicionales en términos de sostenibilidad y gestión de recursos.
La situación en Estados Unidos refleja una tendencia global. En Europa, por ejemplo, la demanda de procesamiento de datos está poniendo a prueba las infraestructuras energéticas del continente. Se estima que el sector de los centros de datos consume aproximadamente el 2,6% de la energía europea, con proyecciones que indican que superará el 3,2% para 2030. Grandes empresas tecnológicas están invirtiendo en infraestructuras en países europeos, incluyendo España, lo que plantea desafíos adicionales en términos de sostenibilidad y gestión de recursos.
En España, se anticipa un aumento significativo en el consumo energético de los centros de datos, con un incremento del 50% en la capacidad de carga para 2030. Este crecimiento subraya la importancia de planificar y desarrollar infraestructuras energéticas que puedan satisfacer la demanda sin comprometer los objetivos ambientales y de sostenibilidad.
La intersección entre el avance de la inteligencia artificial y la sostenibilidad ambiental presenta un desafío complejo. Si bien la IA ofrece oportunidades significativas para el progreso tecnológico y económico, su desarrollo y despliegue requieren una planificación cuidadosa para mitigar impactos negativos en el medio ambiente. Es esencial que las políticas energéticas y tecnológicas se alineen para promover un crecimiento equilibrado que considere tanto la innovación como la preservación de los recursos naturales.